El pasado viernes me dispuse a hacer con mi amigo Jorge el recorrido Zaragoza- El Burgo de Ebro correspondiente al camino natural del Ebro (GR-99). Mi jornada comenzó de lo más temprano a las 7:40 am, debido a que tenía que hacer unas tareas domésticas e ir a su casa para comenzar la jornada (nunca suelo levantarme tan temprano en mis días libres). Así fue de mi casa a la suya andando, en una media hora, y a las 9 y media empezábamos nuestro camino. Como quiera que el recorrido empezaba oficialmente en el Puente de Piedra, tuvimos que andar desde el sector Romareda hasta nuestro punto de partida (coger un bus no era lo mas apropiado con el objeto de la andada). Así a las 10 y media empezaba nuestro recorrido oficial bajo los 2 leones que coronan el puente de piedra. El camino discurre por el paseo Echegaray y Caballero y el parque de la Unión en su tramo urbano, a continuación pasa la desembocadura del Huerva y se adentra en el soto de Cantalobos (km 2 del recorrido).
Esta zona coincide en parte con el camino natural de La Alfranca que discurre paralelo al río Ebro. Esta primera zona del recorrido es bastante interesante. El camino está en buenas condiciones, cuenta con miradores en los que se puede contemplar el soto, y se agradece la presencia de paneles explicativos sobre la flora y la fauna de dicho lugar. A todo esto hay que señalar que a estas alturas ya nos habíamos acordado unas cuantas veces de los parientes del hombre del tiempo de antena Aragón. “Cielos cubiertos y lluvias ligeras especialmente a partir del mediodía”, y es que la lluvia se había convertido a nuestro pesar en nuestra fiel compañera de viaje.
Una vez dejado atrás el soto, el sendero se introduce en una pista de tierra que alcanza el desvío a la Cartuja Baja, introduciéndose en dicho barrio rural. Aquí hay que reconocer que nuestra andada vivió su momento más crítico. En nuestro afán por seguir el curso del río, nos desviamos del camino y seguimos paralelos a la orilla del río. Esta ruta alternativa que tomamos tiene mucho más interés que la GR-99, pero en algunos puntos el paso se volvió inaccesible. Amen de que la lluvia y el viento arreciaban por momentos, nuestras ropas empezaban a empaparse, hacía rato que se nos habían calado las zapatillas y por ende, nuestros pies, y el barro del camino hacía que tuviésemos que extremar nuestra atención para no sufrir un resbalón. Hubo un momento en que incluso se nos paso por la cabeza abandonar para hacer una ruta alternativa, sin embargo la idea fue desechada de inmediato.
Después de un buen rato dando vueltas en el que a veces seguíamos el camino, y otras tratábamos de reinventar nuevas rutas llegamos a los galachos de la Cartuja. Hay que decir que esta zona ofrece atractivos desde el punto de vista geológico como la presencia de arenales y graveras al lado del río. Vamos que a poco que se lo curraran y prohibieran los vertidos en el río perfectamente se podría acondicionar esa zona como playa fluvial.
En cuanto a la flora vimos fresnos, hayas, olmos, así como multitud de arbustos que no teníamos ni idea de que era, y en cuanto a la fauna vimos cigüeñas, golondrinas, patos e incluso una pequeña serpiente inofensiva que decidimos no molestar.
A continuación llegamos al soto de la Cartuja, punto en el que cansados de hacer experimentos decidimos seguir de una vez el GR-99. A todo esto la lluvia seguía erre que erre aunque luego nos daría un pequeño respiro. Así terminamos llegando al Burgo de Ebro sobre las 16:15 min más o menos. Visto que la lluvia persistía y que el tiempo para volver se nos echaba encima decidimos volver a Zaragoza todo el rato por la GR-99 olvidándonos de seguir reinventando caminos. Hay que decir que esta ruta desde el Burgo de Ebro hasta la Cartuja Baja es bastante insípida. Se limita a un camino de tierra que discurre paralelo a una carretera y a un polígono industrial. Vamos que para eso sale más a cuenta darse un paseo por la city.
Tras hacer una pequeña pausa en lo que queda del monasterio de la Cartuja Baja llegamos a Zaragoza a las 19:45. Llevabamos casi 11 horas seguidas caminando, a excepción de una pequeña pausa que hicimos debajo de un puente para resguardarnos de un diluvio.
En definitiva, hicimos esta andada como piedra de toque para preparar la Jorgeada que se celebrará el próximo viernes, y superamos el examen con nota.
PD: Prometo colgar fotos de la andada, pero las hice con el móvil y aún no me he comprado un cable USB para pasarlas al ordenador. Prefiero hacer la crónica de la andada hoy que aún la tengo fresca y tengo tiempo.
Esta zona coincide en parte con el camino natural de La Alfranca que discurre paralelo al río Ebro. Esta primera zona del recorrido es bastante interesante. El camino está en buenas condiciones, cuenta con miradores en los que se puede contemplar el soto, y se agradece la presencia de paneles explicativos sobre la flora y la fauna de dicho lugar. A todo esto hay que señalar que a estas alturas ya nos habíamos acordado unas cuantas veces de los parientes del hombre del tiempo de antena Aragón. “Cielos cubiertos y lluvias ligeras especialmente a partir del mediodía”, y es que la lluvia se había convertido a nuestro pesar en nuestra fiel compañera de viaje.
Una vez dejado atrás el soto, el sendero se introduce en una pista de tierra que alcanza el desvío a la Cartuja Baja, introduciéndose en dicho barrio rural. Aquí hay que reconocer que nuestra andada vivió su momento más crítico. En nuestro afán por seguir el curso del río, nos desviamos del camino y seguimos paralelos a la orilla del río. Esta ruta alternativa que tomamos tiene mucho más interés que la GR-99, pero en algunos puntos el paso se volvió inaccesible. Amen de que la lluvia y el viento arreciaban por momentos, nuestras ropas empezaban a empaparse, hacía rato que se nos habían calado las zapatillas y por ende, nuestros pies, y el barro del camino hacía que tuviésemos que extremar nuestra atención para no sufrir un resbalón. Hubo un momento en que incluso se nos paso por la cabeza abandonar para hacer una ruta alternativa, sin embargo la idea fue desechada de inmediato.
Después de un buen rato dando vueltas en el que a veces seguíamos el camino, y otras tratábamos de reinventar nuevas rutas llegamos a los galachos de la Cartuja. Hay que decir que esta zona ofrece atractivos desde el punto de vista geológico como la presencia de arenales y graveras al lado del río. Vamos que a poco que se lo curraran y prohibieran los vertidos en el río perfectamente se podría acondicionar esa zona como playa fluvial.
En cuanto a la flora vimos fresnos, hayas, olmos, así como multitud de arbustos que no teníamos ni idea de que era, y en cuanto a la fauna vimos cigüeñas, golondrinas, patos e incluso una pequeña serpiente inofensiva que decidimos no molestar.
A continuación llegamos al soto de la Cartuja, punto en el que cansados de hacer experimentos decidimos seguir de una vez el GR-99. A todo esto la lluvia seguía erre que erre aunque luego nos daría un pequeño respiro. Así terminamos llegando al Burgo de Ebro sobre las 16:15 min más o menos. Visto que la lluvia persistía y que el tiempo para volver se nos echaba encima decidimos volver a Zaragoza todo el rato por la GR-99 olvidándonos de seguir reinventando caminos. Hay que decir que esta ruta desde el Burgo de Ebro hasta la Cartuja Baja es bastante insípida. Se limita a un camino de tierra que discurre paralelo a una carretera y a un polígono industrial. Vamos que para eso sale más a cuenta darse un paseo por la city.
Tras hacer una pequeña pausa en lo que queda del monasterio de la Cartuja Baja llegamos a Zaragoza a las 19:45. Llevabamos casi 11 horas seguidas caminando, a excepción de una pequeña pausa que hicimos debajo de un puente para resguardarnos de un diluvio.
En definitiva, hicimos esta andada como piedra de toque para preparar la Jorgeada que se celebrará el próximo viernes, y superamos el examen con nota.
PD: Prometo colgar fotos de la andada, pero las hice con el móvil y aún no me he comprado un cable USB para pasarlas al ordenador. Prefiero hacer la crónica de la andada hoy que aún la tengo fresca y tengo tiempo.
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