jueves, 10 de marzo de 2011

Homenaje a Murnau

Hace unas semanas la filmoteca de Zaragoza inicio un ciclo sobre el cineasta F.W. Murnau. Hasta entonces, la única película que había visto sobre el, “Nosferatu”, me pareció notable. Y como quiera que precisamente este film, fue el que abrió el ciclo no pude resistirme.
Así que en esta primera película viajamos con Hutter a cerrar un negocio inmobiliario con el siniestro conde Orlock hasta Transilvania. Insensatos de nosotros, no hicimos caso a los habitantes del lugar que nos advirtieron que el castillo del conde estaba maldito y seguimos adelante. El resultado fue que un vampiro acabo sembrando el terror en la tranquila aldea de Wisborg.
En “La luz que mata” asistimos de primera mano al romance de un acomodado médico con una bailarina. Este acabó fugándose con la bailarina, pero resulta que esta se trataba de una rompecorazones en toda regla.
A continuación pasamos una tenebrosa velada en el castillo Vogelod. Mientras un grupo de hombres espera para una partida de caza en una noche fría de invierno, un juez retirado intentara esclarecer un crimen reciente que permanece sin resolver, en el que el mismo, es además sospechoso. Pediremos confesión al misterioso padre Faramund y descubriremos que las cosas no son lo que parecen.
En “El nuevo Fantomas” asistiremos al descenso a los infiernos de un modesto empleado administrativo el cual enloquecerá progresivamente al ser victima de un amor imposible. Veremos como un personaje honrado y juicioso puede llegar a convertirse en un ser vil y criminal. Todo ello en una película que mezcla drama, romance, crítica social y análisis psicológico. Incluso la misma película tiene parte de leyenda al permanecer desaparecida hasta el año 2002, en que se encontró una copia.
Con “El último” nos encontraremos como un portero de un lujoso hotel pasa a ser degradado como mozo de los lavabos debido a su incipiente merma de condiciones físicas. En una crítica al capitalismo ciego y deshumanizado veremos como el protagonista se aferra a su uniforme como una tabla de salvación en medio de la tormenta. Intentara ocultar su nueva situación para no verse humillado por el vecindario.
“Tartufo” esta basada en una fabula de Moliere. En ella veremos como un hombre en apariencia de moral intachable es en realidad un cuentista y un hipócrita que pretende hacerse con la fortuna de un noble al que tiene engañado. Sin duda un clásico muy de actualidad que revela comportamientos frecuentes hoy en día.
Buscaremos infructuosamente el conocimiento y la sabiduría durante toda una vida en “Fausto”. Al llegar a ancianos, nos sentiremos impotentes y abandonados por lo que no dudaremos en vender nuestra alma al mismísimo diablo a cambio de la eterna juventud.
En “Amanecer” encontramos a un Murnau sublime. A su talento natural se suma esta vez la mejora de medios que supuso su desembarco en Estados Unidos. El resultado es una pequeña gran obra de arte, quizás su mejor película después de Nosferatu. En este caso seremos observadores de excepción de un triangulo amoroso, con infidelidad y posterior redención del protagonista. Todo ello aderezado con unos planos primorosos y una calidad artística excepcional.
Después vendría nuestro exótico viaje a la isla de Bora-Bora en “Tabú”. Allí nos atrevimos a romper el tabú, como indica el titulo de la propia película, al osar enamorarnos de una virgen sagrada. Lo que nos convertirá en proscritos, teniendo que vivir como 2 forajidos perseguidos por la furia de la tribu y de los dioses indígenas. Descubriremos playas idílicas que esconden secretos peligrosos.
Tras especular con unos terrenos “En la tierra en llamas”, la última parada de nuestro viaje es la exótica isla de Abacco. Allí intentaremos sin éxito poner en orden las finanzas del gran Duque, pero descubriremos que la pequeña isla de Abacco camina sin remisión hacia la bancarrota presa de los especuladores. Murnau fue todo un visionario, ya que hoy en día más de un país tiene serios problemas financieros.
Como dijo alguien hace pocas semanas el cine nos permite vivir vidas que de otro modo sería imposible vivir. Y nada más claro como ejemplo que el ciclo sobre Murnau, desde que escapamos por los pelos a las garras del vampiro hasta que desembarcamos en la idílica isla de Abacco nos ha brindado una odisea de lo más variada.