Desde hace 9 años la asociacion "os andarines de Aragón", viene celebrando una andada de Zaragoza a Huesca para conmemorar el día de San Jorge. Este año la andada se celebró el pasado entre el viernes 17 de abril y el sábado 18. Como quiera que la distancia a recorrer es bastante considerable, la salida se programó para el día 17 de abril a las 22:00, desde la plaza del Pilar, calculando que la llegada se hace al día siguiente en Huesca poco después del mediodía. Concretamente la distancia estimada es de 76 km, aunque yo creo que probablemente sea alguno más ya que el camino que en su mayor parte va por la carretera antigua de Zaragoza a huesca, sufre algunas desviaciones, amen de la distancia recorrida desde el punto de partida (Plaza del Pilar), hasta la salida del casco urbano de Zaragoza.
Hay que reconocer que hay que estar un poco loco para embarcarse en semejante aventura.... eso y tener una forma física medianamente aceptable ya que si no las posibilidades de quedarte tirado esperando el coche escoba son muy altas. El año pasado decidí apuntarme a esta andada en su versión corta de Almudevar a Huesca, que son 19 km, pero este año, visto que fisicamente estaba mejor que el año pasado decidí intentarlo con el recorrido entero y tras una dura prueba conseguí terminarlo.
Huesca, 13:10 h.
Por fín diviso el cartel que indica que he llegado a Huesca.
Parecía que no iba a llegar nunca. La pendiente del camino de tierra impide ver la ciudad de Huesca y hacerse una referencia visual de lo que queda por recorrer. Una vez divisado el cartel, ya sólo pueden quedar 2 km como máximo. Las fuerzas, están al limite después de una noche sin dormir, andando sin parar y alimentándonos lo justo en los avituallamientos. Lo hemos conseguido, aunque al ritmo que vamos aún tenemos por delante otra media hora, para subir a la ermita de San Jorge, y hasta el pabellón donde nos espera una merecida comida y ducha. Poco después de entrar en Huesca, malas noticias. Se me desprende la cura que me habían colocado provisionalmente en mi enorme ampolla en el centro del pie. Vuelve el dolor con más intensidad y empiezo a cojear. Por suerte para mí, estoy a las puertas de la ermita, si esto llega a ocurrir 5 km antes quizás aún estaría maldiciendo mi mala suerte. Mi tío (el de zumosol), acaba por alcanzarme después de más de dos horas detrás, en las que se había quedado para acompañar a otro infatigable jorgeador que había tenido un momento de debilidad.
Parecía que no iba a llegar nunca. La pendiente del camino de tierra impide ver la ciudad de Huesca y hacerse una referencia visual de lo que queda por recorrer. Una vez divisado el cartel, ya sólo pueden quedar 2 km como máximo. Las fuerzas, están al limite después de una noche sin dormir, andando sin parar y alimentándonos lo justo en los avituallamientos. Lo hemos conseguido, aunque al ritmo que vamos aún tenemos por delante otra media hora, para subir a la ermita de San Jorge, y hasta el pabellón donde nos espera una merecida comida y ducha. Poco después de entrar en Huesca, malas noticias. Se me desprende la cura que me habían colocado provisionalmente en mi enorme ampolla en el centro del pie. Vuelve el dolor con más intensidad y empiezo a cojear. Por suerte para mí, estoy a las puertas de la ermita, si esto llega a ocurrir 5 km antes quizás aún estaría maldiciendo mi mala suerte. Mi tío (el de zumosol), acaba por alcanzarme después de más de dos horas detrás, en las que se había quedado para acompañar a otro infatigable jorgeador que había tenido un momento de debilidad.
Finalmente llegamos a la ermita y nos hacemos la foto de rigor. Mi tío (el de zumosol), está a la izquierda de la imagen. A sus 63 años es el único de nuestro pequeño grupo que ha aguantado todo la andada sin síntomas de debilidad. No sólo eso, además ha marcado el ritmo de nuestro improvisado pelotón durante buena parte del recorrido. Y eso no es moco de pavo. En el centro, se encuentra un servidor. Hace apenas 3 horas parecía impensable llegar hasta donde he llegado. A veces, subestimamos nuestras fuerzas. Aunque estemos cansados siempre es posible aguantar un poco más. Esto me sirve de lección. Aunque es indudable que todos tenemos un límite, probablemente este se encuentre un poco más lejos de lo que nosotros creemos. A la derecha de la foto, Benito, otro infatigable jorgeador que consigue coronar la ermita en cinco ediciones consecutivas.
Almudevar 9:15 AM
La ampolla en el centro del pie sigue torturándome. Desde hace 4 horas lo que empezó como una pequeña molestia ha ido creciendo y creciendo. He decidido abandonar en Almudevar. Hace rato que he perdido la referencia de mi tío y me he quedado descolgado. Uno a uno muchos jorgeadores me adelantan. Estoy en las puertas de Almudevar. Hay una enorme e interminable cuesta hasta llegar hasta nuestro punto de avituallamiento. Cada paso supone un pequeño suplicio. Por suerte, en Almudevar la organización pone un autobús para todos los participantes que no pueden seguir. También, hay un avituallamiento. He llegado a los 56 km lo que no es poco de pavo, aunque como buen aragonés soy tozudo por naturaleza y tener que abandonar siempre supone una pequeña decepción. En cualquier caso, siempre está la posibilidad de volver a intentarlo el año que viene.
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