lunes, 21 de diciembre de 2009

Melrose Place



Todos tenemos nuestros vicios inconfesables. La paradoja que hace que cuando los confesamos dejan de ser precisamente eso, inconfesables, y pasan a ser de dominio público.
Además quien más y quien menos, tiene sus contradicciones y sin duda esta es una de las mías. Para alguien que oír hablar de Belen Esteban le produce alergia, que hace zapping sin pestañear en cuanto ve aparecer algún programa del corazón en televisión, y que es profano (y esta es una de las contadas ocasiones en las que considero que la ignorancia es una virtud) en cuestiones que afectan a la vida sentimental de nuestras famosos y famosas. Vamos que se me da un ardite saber quien será el próximo novio de Chenoa, si Jesulín es fiel o no, si Anita Obregon tiene pensado pasar por el quirofano por enésima vez o el nuevo “look” de Belen Esteban.
Pero vamos que de un tiempo atrás estoy siguiendo la famosa serie “Melrose Place”, que telecinco empezó a emitir allá en 1992. El argumento como cabría esperar es bastante simple, se trata de un grupo de jóvenes residentes en Los Angeles (California), que acaban de estrenar su independencia.
En un pequeño grupo de vivienda estos jóvenes compartirán sus sueños, sus ilusiones, sus proyectos vitales, y sobre todo los romances entre ellos. Una de las parejas míticas de la serie es la formada por Billy (Andrew Shue) y Alison (Courtney Thorne-Smith). Esta pareja empezarían siendo compañeros de piso y después amigos, por lo que he podido ver en la primera temporada. Como curiosidad podemos destacar, que el actor que interpreta el papel de Billy era jugador profesional de fútbol americano, y que después de la serie prácticamente abandono el mundo de la interpretación. Diferente destino corrió su compañera en la ficción, Alison, que ha actuado en numerosas series de tv, entre ellas Ally McBeal, siendo la actriz más prolífica de cuantos actuaron en la serie.
En otra vivienda se encontraba el matrimonio Mancini (Jane y Michael). Michael era médico y formaba un matrimonio idílico con su esposa, aunque luego las cosas cambiarían. Michael Mancini (Thomas Calabro), tampoco desempeñó grandes papeles al terminar su etapa en Melrose Place.
En el caso del Doctor Mancini, también hay curiosidades; fue médico de origen italiano en la ficción y tiene estudios superiores y origen italiano en la vida real. Su esposa en la ficción (Josie Bisset), ha participado en numerosas series y programas con posterioridad a su papel en Melrose, aunque ninguno tan destacado como su papel en la serie.
Jake (Grant Show), era el ligón de la serie. Los demás personajes también pero este más. Lo cierto es que representaba un poco el papel de “macho dominante”, irascible en ocasiones, pero no se que tenía que llevaba de calle a las feminas de Melrose. También lo cierto es que desempeñó el papel del sueño americano, es decir, un joven proveniente de una familia desestructurada (su madre tenía problemas de alcoholismo), y el joven Jake tampoco tenía estudios. Sin embargo, a fuerza de su trabajo y su tenacidad consiguió hacerse con su propio negocio (“Motos Jake”), gracias en parte a un préstamo “interesado” de su novia Jo (Daphne Zuniga). Como no, Daphne tambien tiene sus curiosidades, en la vida real una de sus aficiones era pasear en una Harley-Davidson. En la ficción le encantaba dar paseos en la moto de Jake (una Harley-Davidson). Es de suponer que disfrutaría durante el rodaje.
Doug Savant (Matt), representaba el papel de un joven homosexual en la serie. También era la voz de la conciencia, y muchos de sus compañeros de piso acudían a el cuando necesitaban un consejo.
El bueno de Matt fue uno de los pocos personajes que aguanto todas las temporadas de Melrose (7), y por supuesto, no desvelare como acaba su personaje por si alguno se anima a ver la serie.
Sin duda el alma de la serie fue el personaje de Amanda Woodward (Heather Locklear). Su introducción fue una decisión del productor Aaron Spelling, ante los bajos niveles de audiencia al principio de la emisión de la serie. Pronto Amanda demostró que era tan bella como ambiciosa y carente de escrúpulos. Enseguida competiría con Alison por Billy, cual si de una carrera de obstáculos se tratará. Y es que parece que a esta chica le van los personajes malvados, como el que interpretó en la serie Dinastia.
Por último están los personajes secundarios de Sandie (Amy Locane), una joven camarera que trabaja en Shooters (donde los personajes de Melrose acuden a tomar sus copas). Al poco tiempo triunfara como actriz (en la ficción), con lo que su personaje desaparece de la serie. Y también esta la joven de color Ronda (Vanessa Williams), que compartía piso con Sandie hasta que esta se muda.
La serie aguanto nada menos que 7 temporadas en antena así que algo tendría, y yo recuerdo que la seguí hasta la tercera temporada en la que me despreocupe de ella, seguramente porque tenía otras cosas que hacer.
Lo cierto es que a pesar de que en la serie estos jóvenes sufren problemas económicos (A Billy le deniegan una tarjeta porque tiene un crédito impagado y Jake pasa algún tiempo en el paro), no he sentido la más mínima compasión por ellos. Jake renuncia a un trabajo en una cafetería porque dice textualmente; “Por siete pavos (dolares) la hora va a poner cafés tu abuela”, y uno reflexiona. Mi vida laboral comenzó en el 2001 (casi una decada después), y lo cierto es que me habría dado un canto en los dientes en mi primer trabajo si hubiera cobrado siete “pavos” la hora. Así como Billy que ansía a ser escritor y mientras tanto se mete a taxista, “como algo temporal y para salir del paso”, y uno se hace a la idea de que en la España va bien para ser taxista hay que pagar un pastón por la licencia (aunque ahora quieren liberalizar el sector), y en suma, muchos se darían un canto en los dientes aquí si pudieran trabajar como taxistas. En definitiva, que asumiendo que en ningún sitio cuecen habas como vulgarmente se dice, pero uno presupone que las posibilidades de prosperar eran algo mejores para un joven americano en la década de los 90, que para un JASP español.
Se trata de una serie con guiones planos y previsibles, secuencias repetitivas, actores de serie B que se suele decir, bajo presupuesto pero …... lo cierto es que me entretiene y me divierte. Ya lo he expresado antes, cada uno tiene sus propias contradicciones. Y sin duda esta es una de las miás.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Lo que el día debe a la noche

Yasmine Khadra es el seudónimo empleado por un escritor argelino para poder escribir desde dentro contra las injusticias cometidas en su país por los círculos del poder político y militar.
Esta novela narra la historia de Younes (Jonas), un niño argelino de origen humilde. Su padre es arruinado por un especulador, que se queda con sus tierras, por lo que su familia se ve forzada a emigrar a Oran en busca de fortuna. Ante la imposibilidad de su padre para poder ofrecerle un digno porvenir, Younes es entregado a su tío, un farmacéutico de clase acomodada. Khadra nos sorprende con un estilo a medio camino entre la prosa y la poesía, realmente alucinógeno. El libro tiene 380 páginas y doy fe que fui capaz de leerme en una tarde aproximadamente la mitad. Se trata de un autor prácticamente desconocido en España, aunque ha tenido un gran éxito, por ejemplo, en Francia. Volviendo al hilo de la novela, a Younes le tocarán vivir tiempos convulsos, primero con la presencia norteamericana en Argelia durante la segunda guerra mundial, y más tarde, principalmente durante la guerra de la independencia argelina. Younes (Jonas), se ve obligado a tomar partido en una guerra que el no ha elegido y en el que mantenerse al margen no es una opción. Argelia se esta desangrando en una lucha fratricida, mientras en nacionalismo árabe prende como la polvora.
De una parte se encuentra su circulo de amistades (colonos franceses, en su mayoría), y su gran amor, Émilié, una joven francesa. Por otra parte está su familia de origen argelino, la cual respeta todas las tradiciones que un buen musulmán debe seguir. Por un lado esta aquel colono, el cual se encontró varias generaciones atrás con una tierra estéril, yerma y árida. Aquel colono trabajo sin descanso cada palmo de aquella tierra hasta convertirla en un vergel, en una lucha titánica contra los elementos. Y así aprendió a amarla, y a considerarse parte de ella.
Por otro lado, está aquel pastor nómada, que desde el principio de los tiempos surcaba estas tierras. Aquel pastor solo llevaba consigo una flauta para sosegar a sus cabras y un palo para espantar a los chacales. Vivía al compás de las estaciones, convencido de que la esencia de las quietudes se hallaba en la mayor sencillez.
En definitiva ha de elegir entre seguir siendo Younes. O simplemente Jonas.
Sin embargo, este no será el único drama que azote al protagonista. Un tema central de la novela es su amor por Émilié, un amor imposible, clandestino y prohibido, a la vez que apasionado y vital. Younes ha de elegir entre la voz de su corazón y la de su conciencia, abandonado a su suerte por un destino cruel. Los protagonistas se verán obligados a sufrir en silencio, ahogarán un grito silencioso por ese amor que les corresponde, y que el destino y las circunstancias se empecinan en arrebatarles.
Lo cierto es que el libro se antoja en ocasiones demasiado dramático. Un destino funesto acecha en cada esquina, a cada momento, en cualquier circunstancia. Abundan también las reflexiones interiores del protagonista, en las que muestra su desazón y su angustia vital, aunque lejos de restarle ritmo a la novela, esto se ve compensado con creces con la fuerza expresiva que cada párrafo confiere a la novela. Todo esto sin dejar de lado la guerra de la independencia argelina, un país tan cercano y la vez tan lejano por el desconocimiento que muchos de nosotros tenemos por sus costumbres y sus modos de vida.
También uno piensa en la riqueza idiomatica, expresividad y belleza que debe tener una lengua como el árabe. En ocasiones la traducción parece algo forzada, pero aun así no deja de ser una novela deslumbrante. Lo que indica que en su lengua de origen sería posible paladear, cada párrafo y cada expresión en su máximo esplendor.
Sin duda todo un descubrimiento y un autor a seguir muy de cerca.