sábado, 15 de mayo de 2010

Cabiria



Recientemente había visto en un libro recopilatorio sobre las 100 mejores películas de la historia del cine el título de Cabiria. Llevado por la curiosidad, al ser un título desconocido para mí vi la película llevándome una grata impresión. Cabe decir que si hace poco comentaba que los musicales no son mi debilidad, el cine mudo en cambio, si es una de ellas. A la mente me vienen varios títulos míticos como “El gabinete del Doctor Caligari”, “Nosferatu” o la ya comentada en este blog, “Metropolis”. Y es que a mi entender, los clásicos del cine mudo, no solo envejecen bien, sino que el paso del tiempo las convierte en obras maestras, irrepetibles después a pesar de que el cine de hoy en día maneja unos medios materiales y económicos enormemente superiores a los empleados en estos tiempos.
Cabiria es un título inedito en España, dirigida en 1914 por el director italiano Giovanni Pastrone. Esta película es una perfecta fusión entre la mejor tradición del cine mudo con el cine colosal o peplum, a semejanza de grandes títulos como Ben Hur o Quo Vadis. Cuenta la historia de una pequeña joven romana (Cabiria), que huye en barco cuando el Etna entra en erupción. Posteriormente es raptada por piratas fenicios y vendida al sumo sacerdote Khartalo en el mercado de Cartago, para ser sacrificada como ofrenda al poderoso Dios Moloch. Paralelamente a esta historia, también aparecen las guerras púnicas entre Roma y Cartago. Gracias a esta película descubrí a dos personajes históricos como Masinisa y Sofonisba.

Masinisa era un rey numida, originalmente fue aliado de Cartago, junto con el general Asdrubal, derroto al también rey numida Sifax. Sin embargo, posteriormente Masinisa desertaría y colaboraría con los romanos hasta el punto de tomar parte en la batalla de Zama, junto al general romano Escipión.
Sofonisba por su parte era la hija del general cartagines Asdrubal. Inicialmente prometida a Masinisa acabó casándose con Sifax en el juego de alianzas durante la Segunda Guerra Púnica. Tras la batalla de Cirta, cayo en manos de Masinisa. Parece ser que sus encantos eran tales que Masinisa prometió perdonarla y no entregarla a los romanos casándose con ella. Sin embargo, Escipión insisitió en su entrega por lo que Masinisa le entrego un cuenco de veneno que ella tomó sin dilación para librarse de la humillación de acabar siendo una esclava de Roma.
Entrañable es también el actor que da vida al gigantón Maciste (Bartolomeo Pagano), reclutado entre los estibadores portuarios y cuyo papel en Cabiria le lanzaría a la fama.
Pastrone pone toda la carne en el asador, explotando todos sus recursos. La puesta en escena es grandilocuente y secuencias como el paso de Siracusa o la imagen del templo de Moloch donde Cabiria espera ser sacrificada son mas que meritorias teniendo en cuenta que la película roza los 100 años de antigüedad. El rodaje se llevo a cabo en Sicilia, Túnez y los Alpes, utilizando inmensos decorados y miles extras.
También hay quien ha visto en esta película un reflejo del expansionismo italiano en plena época del colonialismo, tras la reciente conquista del imperio otomano de posiciones italianas en Libia en la guerra italo-turca.
Recientemente me referí a West Side Story como una película bastante sobrevalorada. En este caso tengo que hablar de una película claramente infravalorada o en todo caso, muy adelantada a su época. De hecho en 1914 el cine daba sus primeros pasos, cuando aun no existían ni los premios Oscar ni los globos de oro, entre otros.
Años más tarde, el genial Fellini rendiría un merecido tributo a este filme, al titular una de sus películas como “Las noches de Cabiria” (Le notti di cabiria). Recomendada para los amantes del buen cine e imprescindible para los que les guste el cine mudo.