sábado, 29 de octubre de 2016

Gomorra

Afirmaba el gran filósofo francés Rousseau que el hombre es bueno por naturaleza, pero la sociedad le corrompe. En la época en que vivió aún no se había inventado la televisión, aunque quizás si levantara la cabeza y pudiera ver esta serie a lo mejor cambiaría de opinión. Si algo sobra en la oferta televisiva actual son las series relacionadas con la mafia y las drogas. Es un tema recurrente que se repite una y otra vez. Seguro que a los “seriefilos” les suena Braking Bad con el mítico Walter White (Bryan Cranston) a la cabeza, o la mítica The Wire ambientada en los bajos fondos de Baltimore y considerada como la mejor serie de la historia. Creo que es un poco injusto a veces hablar de series mejores o peores, pues a veces la temática es diferente, sino que a lo mejor sería mas acertado de hablar de series que tienen más o menos calidad. Y está claro que en este caso es una serie que calidad le sobra.
La serie “Gomorra” está basada en el libro de Roberto Saviano como una secuela de la película de mismo nombre, estrenada en 2008. La localización de esta serie, esta en el barrio de Scampia, en Napoles, un lugar degradado en el que la miseria y la pobreza se codean con el lujo y el glamour en el que viven un puñado de “capos” del narcotrafico. Rodada con puñado de actores poco conocidos en los que destacan Pietro Savastano (Fortunato Cerlino), Ciro Di Marzio (Marco D´Amore) y Gennaro Savastano “Genny” (Salvatore Esposito), hijo en la ficción de Pietro. Hasta ahora llevan 2 temporadas, la primera doblada al castellano. Un servidor cuenta con unos conocimientos muy básicos de italiano, pero aún así he preferido verla en V.O con subtitulos. Da la impresión que al igual que sucede en España, entender a un andaluz cerrado puede ser costoso en algunas ocasiones, así que no digamos para alguien que está iniciandose en el idioma. Sin embrago creo que merece la pena el esfuerzo pues un “hai capito” no suena igual en italiano que doblado. No es una serie alegre, pues no necesita serlo para describir lo que describe pero si extremadamente adictiva y entretenida. Todos los capítulos te dejan con ganas de ver mas y siempre te preguntas a donde llegara esa espiral de violencia. Y creo que merece la pena destacar el gran trabajo de todos sus actores, desconocidos para el gran público. Ademas, me ha gustado la evolución de los personajes, pues cada uno tiene su personalidad. Destaca Gennaro, el hijo de Don Pietro que ha pasado de ser un muchacho ingenuo y descuidado, a un psicópata alocado de gatillo fácil para terminar siendo un mafioso frío y calculador en la segunda temporada. Quizás se pueda considerar como el personaje central a Ciro Di Marzio, capaz de las mayores atrocidades incluso con miembros de su familia cuando ve que sus objetivos están en peligro evolucionar a algo parecido con la piedad en algunas ocasiones. ¿Remordimiento por la sangre derramada?. En la segunda temporada “perdona” la vida a una persona argumentando que oye las voces de todos los que ha matado. Así el personaje que menos ha cambiado es Don Pietro, el patriarca del clan Savastano que dirige su clan con puño de hierro. Protagonista de uno de los mejores golpes de efecto de guión, pues en la primera temporada se hace pasar por loco durante su estancia en prisión, cuando en realidad es una artimaña para fugarse durante un traslado. Creo que no solo engaño a sus guardias en la prisión durante la ficción sino a una buena parte de la audiencia, y cuando alguien lleva ya una buena dosis de televisión a su espalda, los giros inesperados se agradecen. Así que quien quiera realizar un viaje por el Napoles profundo, y observar de cerca el día a día de la camorra desde la seguridad de su sillón no debe perderse esta serie ¿hai capito?.

viernes, 14 de octubre de 2016

Sing Street

Cada uno tiene sus debilidades, entendidas en este caso como prioridades o aficiones en grado extremo. La mía es mas bien un país Irlanda. A pesar de alguna mala experiencia al principio, tuve la suerte de residir durante un año en dicho país, periodo en el que se cumplió sobradamente mis expectativas y viví mis mejores experiencias, difícilmente repetibles después. Así pues, cuando me enteré que había en la cartelera una película irlandesa ambientada en los años 80, me presenté en el cine casi de inmediato. Y eso a pesar de ser una película musical y que los musicales no sean una de mis predilecciones, salvando honrosas excepciones. Connor (Ferdia Walsh) es un adolescente que pertenece a una familia de clase media-baja en el Dublin de los años 80. Va un colegio ultra-católico conservador, no faltando el matón de turno. En estas conoce a una chica que le hace tilin e intenta montar un grupo musical para tratar de conquistarla. El argumento parece a simple vista bastante simplista y parece que tendría todas las papeletas para convertirse en una película teen, cursi y predecible del montón. No es así gracias al talento del director, Jhon Carney, que con su toque personal a la película consigue que uno no pueda dejar de empatizar con el personaje de Connor. A pesar de que las circunstancias de Connor no son fáciles, una familia en descomposición, un matón que le hace la vida imposible en el colegio y un tutor mas que intransigente, encuentra en la música y en el grupo recién creado una válvula de escape para escapar de la mediocridad de una realidad hostil. El proceso de formación del grupo musical así como sus improvisadas actuaciones callejeras con una cámara casera y mucha imaginación no tienen desperdicio. Personalmente, me encanto las referencias del director a la cultura musical de los años 80, con guiños a grupos como Duran Duran, Bowie, the cure, depeche mode...... Así como quien no quiere la cosa, Connor consigue encandilar a la chica de sus sueños, transformando su indiferencia inicial en curiosidad y de paso poner en jaque al matón del colegio. Más difícil lo tendrá con el tutor del colegio para vencer su intransigencia y fanatismo, aunque hacia el final de la película tendrá que claudicar también. A pesar de su previsible guión, en este caso queda patente que lo importante no es lo que se cuenta, sino como se cuenta, la película funciona bastante bien en conjunto gracias a su banda sonora, recreación fiel de una época y en ocasiones su sentido del humor. Me pareció un gran papel del bueno de Connor (Ferdia Walsh), un actor adolescente y desconocido para mí hasta ahora. También se puede señalar el papel secundario de Aidan Gillen (el celebérrimo Meñique de Juego de Tronos) como padre de Connor. La película se cierra con brillantez para mi gusto, aunque he leído alguna crítica en sentido contrario. No revelaré el final por si alguno de mis escasos lectores se anima a verla. En ese caso les invito a que me den su opinión del final.