jueves, 23 de diciembre de 2010

La strada (é arrivato Zampanó)

Hace poco tuve ocasión de degustar una gran película, “la strada”, de Fellini. Perteneciente al neorrealismo italiano, cuenta la historia de un país devastado, arruinado y desolado por la guerra, donde los protagonistas sobreviven como pueden al legado de miseria y pobreza que ha dejado tras de si la segunda guerra mundial. En este contexto, esta película también podría ubicarse en la España posterior a la Guerra Civil. La historia comienza cuando Zampanó (soberbio Anthony Quinn) compra a Gelsomina por 10000 míseras liras, al quedarse esta huérfana de padre. Así pues, van vagando en una destartalada motocicleta con chiringuito y carpa detrás, donde Zampanó realiza su número (romper una cadena de hierro con la fuerza de sus pulmones), una y otra vez. Es Zampanó un superviviente más, un hombre agresivo y brutal con tendencia al alcoholismo, mientras Gelsomina intenta evadirse de la triste realidad que le ha tocado vivir recurriendo a su ingenuidad y su imaginación, como contrapunto al personaje de Zampanó.
Surge entre ellos un conato de enamoramiento zanjado rápidamente por el orgullo y la soberbia de Zampanó y la timidez de Gelsomina, que mantiene su fidelidad a Zampanó por encima de los límites que le marca su conciencia.
Ambos comparten una profunda soledad y una vida de marginación y desarraigo allá por donde van. En mi opinión es sintomática la frase que Gelsomina repite varias veces: “Si yo no me quedo con él, ¿quien lo hará?”.
Su recorrido por Italia les lleva a los lugares mas variopintos, visitando incluso un convento y uniéndose temporalmente a una compañía circense, en la que no cuajarán debido al enfrentamiento del pendenciero Zampano con uno de sus miembros.
Y sobre todo, esta el simbolismo de la película, su magistral manejo de los pequeños detalles.
La soberbia banda sonora es de Nino Rota. La melodía central, que se repite a través de la película presenta una progresión desde cuando Gelsomina la balbucea al inicio de la película, hasta que la misma cierra la película. Asimismo, la playa es lugar de encuentro y despedida, donde los personajes comparten sus anhelos y esperanza, aunque también al final se convierte un lugar para el duelo. Asímismo, el camino se puede interpretar como la eterna busqueda un futuro prospero, pero que no traerá mas que nuevos problemas a los protagonistas y la certeza de saberse sometidos a una espiral de pobreza y miseria. En esta linea, también resulta llamativo que los miembros del circo y espectaculos ambulantes, cuya misión es divertir y entretener, hacer que la gente olvide sus problemas cotidianos se definan ellos mismos como los más pobres y desesperados entre los pobres.
Ganó el Oscar a la mejor película extranjera y fue nominada al mejor guión. Sin duda, gracias a la soberbia interpretación de Zampano por Anthony Quinn y a la no menor genial actuación de Gelsomina (Giuletta Masina).
En mi opinión una película imprescindible, con multitud de detalles por descubrir, una banda sonora esplendida, una buena fotografía en blanco y negro, dos actores en estado de gracia ¿hay quien de más?, señoras y señores, acomódense, è arrivato zampanó.
Y por cierto, aprovecho para felicitar la Navidad a mis escasos lectores.