domingo, 15 de marzo de 2009

Tiranosaurio

Liza nació y vivió hace 65 millones de años. Era una hembra de Tyrannosaurus rex. Era un animal selvático que vivía en los bosques y marismas más frondosos de Norteamérica, poco antes de que esta se desgajase del antiguo continente de Laurasia. Se trataba de un mundo subtropical, de enormes bosques con árboles gigantes. Araucarias de 200 metros, magnolios, sicómoros y metasecuoyas gigantes. La altura de la cubierta vegetal dejaba muy poca luz en el suelo, con el resultado de que no había sotobosque y de que los grandes dinosaurios carnívoros, así como sus presas, disponían de una gran espacio vital. Su encéfalo era uno de los mas grandes producidos por la evolución en animales terrestres, cerca del tamaño en el ser humano, sin embargo la parte encargada de razonar, la materia gris, era poco menos que inexistente. Carecía de memoria a largo plazo, cazaba, comía, dormía e iba de un sitio al otro. Había visto morir a sus 15 hermanos sin sentir ninguna emoción, convirtiéndose para ella en trozos inermes de carne muerta. No meditaba sobre el sentido de su existencia. Era, y punto.

Tom Broadbent es un veterinario que vive apaciblemente con su mujer Sally en el desierto de Nuevo Mexico. Hasta que la promesa hecha a un moribundo le llevara a mentir a la policía y arriesgar su vida. Un ex convicto cuya única alternativa es matar… o morir. Un conservador del Museo de Historia Natural de Nueva Cork que no dudará en conseguir la gloria a cualquier precio, un ex agente de la CIA experto en criptologia Un agente secreto que no dudará en matar a civiles desarmados y heridos a costa de cumplir su misión.
Todos estos personajes se dan cita en la nueva novela de Douglas Preston, conocido por haber escrito una serie de libros, junto a Lincoln Child. Con este libro, el autor de “El códice maya” continúa su carrera en solitario, creando un libro mucho más logrado que el anterior. Es un libro muy ameno y trepidante que se lee de un tirón, cuyo fondo es el descubrimiento arqueológico mas sorprendente e importante de todos los tiempos, Preston recurre una vez más al empleo de varias tramas paralelas que en ocasiones se entrecruzan para crear una novela francamente entretenida. Resultando una mezcla de acción, suspense y ciencia es un libro de muy entretenido y de fácil lectura.

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