En el repaso a las películas que han ganado el Oscar a la mejor película, en esta ocasión tocaba el turno a un titulo archiconocido “El puente sobre el río Kwai”.
La película cuenta la historia de un grupo de prisioneros británicos, que son obligados a construir un puente por sus guardianes japoneses. Pronto surgirá una disputa entre el coronel japones Saito, y el coronel inglés Nicholson (Alec Guinness), a cuenta de las convenciones de Ginebra que prohíben que los oficiales prisioneros sean empleados en trabajos forzados. Una gran dosis de tozudez consigue que el japones Saito claudique y acceda finalmente a la petición de Nicholson, a cambio, los prisioneros británicos se emplean en construir un puente perfecto, como lo hicieran si estuvieran en libertad.
Buena película sin duda, debo reconocer que destila momentos de gran cine, pero tampoco es menos cierto que me ha dejado un poso de decepción y de hallarme ante una película sobrevalorada, ya que los 7 Oscars que ganó en su día se me antojan excesivos. Quizás es que venía de ver hace pocas semanas atrás a Marlón Brando brillar con luz propia en “La ley del silencio”, o a Burt Lancaster “comerse” la pantalla en “De aquí a la eternidad” (otra película sobre la segunda guerra mundial). Quizás sea que en esta película se vuelve a hacer evidente el discurso patriotero (en este caso a favor de los británicos), comprensible hasta cierto punto debido al contexto histórico en que se rodó la película. Quizás la duración de la película sea demasiado larga (supera las dos horas y media) con secuencias que bien podrían haberse acortado o suprimido. Tampoco resulta muy creíble que los oficiales británicos se comporten de manera intachable en la película, como auténticos caballeros ingleses. Pase que el director fuera inglés, y no es que un servidor sea un experto en guerras pero uno se las imagina como crueles, injustas, cuya ley básica es matar o morir. Así que uno imagina que en tales circunstancias sale a relucir lo peor de la naturaleza humana y los héroes, los caballeros ingleses, el comportarse como un “gentleman” es pura fantasía salvo honrosas excepciones.
Dicho esto, como no, la película también tiene sus puntos fuertes como la música, la fotografía y su puesta en escena. Seguro que quien más y quien menos tiene en la cabeza el tema central de la película, que curiosamente, solo se canta 2 veces a lo largo de toda la película. También la película ofrece unas impresionantes vistas de la selva de Sri Lanka (antigua Ceilan). Sería injusto no mencionar tampoco el papel de Nicholson (Alec Guinness), como el perfecto caballero inglés.
Lo dicho buena película que disfrutaran los amantes del cine bélico. Al resto seguramente les resulte un poco larga.
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