viernes, 18 de septiembre de 2015
Doctor en Alaska, un viaje exótico sin moverse del sillón
Si hace unos días me saltaba los límites temporales de mi blog por debajo, con la serie el picaro del año 1974, en esta ocasión lo hago por arriba para viajar al año 1990, en el que se estreno la serie “Doctor en Alaska”. Su título original en inglés es “northern exposure”, lo que vendría a ser en su traducción literal algo así como exposición norteña, así que en esta ocasión el encargado de adaptar su titulo original al español merece una felicitación. Doctor en Alaska suena mucho mejor y es un titulo mucho más sugerente.
Recuerdo que esta serie era emitida por la 2 en un horario infame y yo era un imberbe adolescente así que en su época no vi ni un solo capitulo completo de la serie. Tan solo recuerdo su pegadiza banda sonora de entrada. Hará cosa de unos 5 años intente verla pero recuerdo que me quedé atascado en el tercer capítulo. La mente humana en ocasiones tiene su lado oscuro y tiene preferencia por el crimen, las drogas y los asesinatos y supongo que las historias aparentemente sencillas de Doctor en Alaska en ocasiones no tienen cabida en nuestros gustos.
Sin embargo, animado por las buenas críticas de las que goza la serie este verano decidí darle otra oportunidad, y a fe que me alegro de haberlo hecho.
Es cierto que las historias de las que trata pueden aparecer a simple vista como banales y ligeras, pero quien tenga la paciencia y la agudeza de mirar un poco más allá se encontrara con una serie de una riqueza y unos valores realmente sobresalientes, amen de unas reflexiones filosóficas y metafísicas que bien merecen una reflexión. Aunque eso si, un horario “normal” de emisión ayudaría, ya que supongo que a altas horas de la madrugada la mayoría de los mortales con obligaciones no tienen su intelecto al 100 %.
El punto fuerte de esta serie es su guión, desde mi punto de vista el mejor que he visto en una serie de televisión. La pareja formada por el doctor Joel Fleischman (Rob Morrow) y su casera Maggie O´Connell (Janine Turner), desprende pura magia, con su permanente relación de amor-odio y sus diálogos hilarantes. Como muestra un botón, en el primer capitulo el doctor Joel confunde a su casera con una señorita de compañía, mientras que esta, en la primera temporada, le llama “yonki de la inutilidad”.
Porque estos dos actores que brillaron a tan gran altura en la serie, después de ella solo han trabajado en películas y series menores, a menudo denostadas por la crítica es un misterio cuyas razones se me escapan, a pesar de sus carreras tan prolíficas.
El bueno de Rob participó en la serie “numb3rs”, mientras que Janine tuvo un pequeño papel en la película “máximo riesgo”, con Sylvester Stallone.
La serie recurre en numerosas ocasiones a momentos oníricos, dando lugar a situaciones surrealistas lo que a mi me recuerda en ocasiones a David Lynch.
De los personajes secundarios sin duda mi favorito es Chris Stevens (john Corbett), presentador del programa musical y filosófico “Chris de la mañana”.
Como tantos personales de la serie, Chris goza del don de la polivalencia y es el párroco del pueblo, además de ser locutor de radio. Desde su programa de radio cita a grandes pensadores como Nietzsche o Einstein y sus reflexiones filosóficas son de enjundia.
Luego esta el fundador del pueblo, ex-astronauta de la Nasa Maurice Minifield (Barry Corbin). Patriota, republicano y firme defensor de los valores tradicionales es el terrateniente del pueblo, aunque no resulta difícil adivinar la humanidad del personaje bajo su ruda apariencia. Recuerdo el capitulo en el que acaba aceptando como inquilinos a una pareja de homosexuales a pesar de su reticencia inicial.
Como no hay nada perfecto en esta vida, la pareja que tengo un poco atragantada es la que regenta el bar del pueblo (Holling y Shelly). La mayoría de las veces se les ve tan acaramelados que resultan empalagosos, en contraposición a los diálogos picantes y explosivos de Joel y Maggie.
En resumen se trata de una serie, notable, original, divertida pero a la vez trufada de grandes reflexiones sobre los aspectos mas trascendentes de la existencia humana. Me he tomado la libertad de reproducir esta crítica como epilogo sobre la serie, cuyas palabras sin duda han sido sabiamente escogidas.
“Pruébenla en un momento malo de sus vidas. Es recomendable también si son felices, o si creen que pueden serlo y no saben cómo. "Doctor en Alaska" les recordará aquello que se les ha olvidado sin que lleguen a saber porqué.
Pruébenla, porque Cicely es un lugar que siempre han conocido, pero en el que nunca han estado. Yo "volví" allí hace poco, y no puedo dejar de volver cada vez que creo que algo se me escapa, o que mi atención se desvía a cosas menos importantes que Vivir.
Espero verles allí. Olviden los relojes, los horarios, el miedo a ustedes mismos, a los demás, quizá. Déjenlo todo allá de donde vengan porque no les hará falta.
Cicely no cambiará nunca. Quizá les cambie a ustedes.”
viernes, 11 de septiembre de 2015
El pícaro de Fernando Fernan Gomez
Después de un largo silencio he decidido retomar mi blog, y para ello, vuelvo a saltarme su teórica acotación temporal. En este caso, viajando hasta el año 1974 en el que se estreno la serie “el picaro”, una miniserie producida por tve dirigida y protagonizada por el prolífico Fernando Fernán Gomez. Este año, he tenido la ocasión de familiarizarme con el personaje gracias a un ciclo emitido en la filmoteca de Zaragoza, y debo decir que me ha sorprendido gratamente. Esperaba encontrarme con un humor rancio y casposo, y en su lugar me descubierto un actor-director hábil, inteligente, que a mi gusto protagoniza y dirige un buen puñado de películas de notable interés cinéfilo como “el extraño viaje”, “domingo de carnaval” o “el espíritu de la colmena” por citar algunos de tanto. Y por supuesto “el abuelo”, quizás su obra maestra.
Resulta curioso que en el momento actual en que la oferta de series de tv es amplia y de calidad, si me preguntarán por mi serie favorita de las que he visto este año el galardón sería para esta producción. Ambientada en la España del siglo XVI, está basada en clásicos de la literatura como “el lazarillo de Tormes”, “el buscón” o “Guzman de Alfarache”. Narra las peripecias de Lucas Trapaza, un picaro que tras deambular por toda España y parte del extranjero (Flandes e Italia), se convierte en un maestro de este estilo de vida.
Diría que es una serie sin más pretensiones que entretener al público, y a fe que lo consigue, con golpes de humor que firmaría el propio Quevedo o el mismísimo Cervantes. Sin embargo tras esta fachada que pudiera parecer un tanto simplona se esconde una detallada, minuciosa y bastante lograda caracterización de la España del siglo XVI y modo de vida de sus gentes. El pícaro es una experiencia divertida aunque muchas veces queda el regusto amargo de todas las penalidades sufridas por el protagonista, el cual no deja de ser un pobre diablo, sin oficio ni beneficio que solo cuenta con su astucia e ingenio para poder rascar algo que llevarse a sus necesitadas tripas. Notable es la interpretación de Fernando Fernan Gomez en un papel que además le viene como anillo al dedo, sin embargo me lleve la grata sorpresa del descubrimiento de un actor poco conocido como Juan Ribó, “aprendiz” de Lucas Trapaza en el oficio de pícaro.
No me gustaría desvelar ningún aspecto de la trama solo diré que el pícaro a veces resulta engañado por lo que se le puede aplicar el dicho de ir a por lana y salir trasquilado. Y que a pesar de ser una historia ligera y entretenida cuenta con algunos momentos especialmente emotivos que no desvelare. Un titulo imprescindible para quien haya leido novelas como “el lazarillo de Tormes” y le haya gustado y un ejemplo de que con buenos actores y una buena puesta en escena se puede hacer frente a grandes superproducciones que cuentan con millonarios efectos especiales. Y es que como diría el bueno de Lucas Trapaza es posible hacer de la necesidad virtud.
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